jueves, 4 de noviembre de 2010

3.Tiempos de Desvinculación o la Gran transformación, versión segunda



En este tercer capítulo, Bauman habla sobre el poder que tiene y ejerce el empresario sobre su trabajador.

Así, con el capitalismo ya en alza, el empresario debía encargarse de imponer unas pautas, que buscaran el mantenimiento del orden donde con una tradición donde imperaba la rutina ya construida.

En nuestros días, la dominación del empresario ha dejado de hacer que sus trabajadores le obedezcan, dejando de ser "fábricas de obediencia" . Se han desvinculado de ese trabajo cruel, dejando ahora un papel secundario en el contacto con los mismos, dejando para ello a otras figuras que en la oscuridad se encargan de realizar sus propias normas.

Bauman hace más tarde una comparación sobre un estudio de Psicología conductista con ratas, las cuáles ante un estímulo hacían una y otra vez el mismo hábito, acto que, se compara con la rutina que el trabajador suele pasar.
Los muros por los que atravesaban ésas ratas, entendidos como las pautas y formas de vivir los utiliza el autor para decir:

En el mundo en el que habitamos en el comienzo del siglo XXI, los muros no son ni mucho menos sólidos e indudablemente, no están establecidos de una vez por todas, sino que son eminentemente móviles.

Para finalizar el capítulo, el autor habla de la permanencia que ya no se encuentra en la calle con una visión pesimista de lo que a día de hoy es el trato entre seres humanos, comentando que el individualismo de las personas lo han materializado todo, el pequeño comercio muere mientras que en las grandes superficies los humanos trabajan como máquinas y las máquinas hacen trabajos de humanos.

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